Al igual que muchos otros productores de acero con exceso de personal en China, la empresa Magang (Group) Holding, o Masteel, se encuentra en medio de una reducción de su capacidad.
El complejo siderúrgico, ubicado en la provincia de Anhui, en el este de China, dejó sin empleo a más de 4.000 trabajadores, o el 10 por ciento del total, puesto que el año pasado recortó casi 5 millones de toneladas de capacidad.
De los despedidos, la mitad eran empleados de edad avanzada que optaron por la jubilación anticipada, y más del 40 por ciento fueron entrenados y reintegrados para ocupar nuevos puestos en la fábrica.
La estrategia, a pesar de que significó un aumento en los costos corporativos, ha valido la pena.
Gracias a una operación más ágil y a una mayor competitividad en productos de más alto valor agregado, la sucursal de Masteel cotizada en la bolsa de Shanghai registró ingresos netos por 2.740 millones de yuanes (425 millones de dólares) en los primeros tres trimestres del año, más del doble que un año atrás.
Masteel es el típico caso de las empresas en los saturados sectores de acero y carbón donde el gobierno está impulsando la consolidación.
China planea eliminar entre 100 y 150 millones de toneladas de capacidad de acero bruto en cinco años a partir de 2016, al tiempo con 500 millones de toneladas de carbón, un proceso que hará que no sean necesarios alrededor de 1,8 millones de empleados, según cálculos oficiales.
Existen preocupaciones sobre si esta ola de reestructuración industrial será similar a la de la reforma de las empresas estatales en la década de los 90 y dará lugar a un aumento en la tasa de desempleo, e incluso desencadenará la inestabilidad social y económica.
"Ubicar a los despedidos suele ser un tema espinoso en ciudades que se basan en los recursos y cuya economía está dominada por una industria determinada, donde el número de desempleados es grande y los puestos de trabajo son escasos", dijo Liu Yanbin, expresidente de la Academia de Trabajo y Seguridad Social de China, un grupo de expertos gubernamental.
Para Masteel no fue una tarea fácil: se estableció un panel especial, se consultó al personal y todos los planes fueron sometidos a aprobación en un congreso de trabajadores.
"El proceso se completó de forma suave y ordenada", dijo la compañía en un comunicado.
Sun Shufeng, un operario de horno de 39 años, solía preocuparse pensando en que sus 16 años de experiencia en Masteel no le servirían para conseguir empleo en otro lugar, hasta que fue capacitado por el programa de transferencia de trabajo y aprendió una nueva técnica de fundición.
"Ahora gano menos que antes, pero aún así estoy satisfecho, porque el trabajo es estable", dice Sun.
Diversos analistas creen que el impacto de la reducción de capacidad productiva en el desempleo y en la carga de bienestar social es limitado.
Se estima que en la última ronda de reformas de las empresas de propiedad estatal, hace cerca de dos décadas, decenas de millones de trabajadores fueron despedidos en solo dos años, un evento significativo, dado que la fuerza laboral urbana de China en 1995 era de tan sólo 190 millones de personas.
"Con el tamaño actual de la economía y la fortaleza fiscal de hoy, China puede manejar el problema más fácilmente", asegura Tang Jianwei, analista macroeconómico jefe del Banco de Comunicaciones. "Por un lado, el producto interno bruto del país es de casi 12 billones de dólares, cuando 20 años atrás era de menos de 1 billón; por el otro, el ingreso per cápita ha aumentado a 8.800 dólares, frente a los 1.000 dólares de ese entonces".
En lugar de simplemente cerrar fábricas, el gobierno está fomentando operaciones de mercado, como fusiones y adquisiciones, y también la eliminación selectiva de la capacidad obsoleta.