Mucho se está hablando de construcción Passivhaus y es, probablemente, porque la normativa europea sobre eficiencia energética ha provocado que tanto profesionales del sector inmobiliario y de la construcción como ciudadanos y administraciones públicas incrementen sus esfuerzos e interés por avanzar en la construcción de edificios energéticamente eficientes.
El hecho de que España tenga que trasponer la directiva europea 2010/31 sobre eficiencia energética, que exige a los estados miembros de la UE que todos sus edificios públicos sean Edificios de Consumo Casi Nulo (ECCN) a partir del 31 de diciembre de 2018 y que todos los edificios, sin excepción, lo sean a partir del 31 de diciembre de 2020, es sin duda un motivo clave para remarcar la importancia de la construcción eficiente.
A pesar de la influencia que está adquiriendo esta forma de edificar, menos del 1% de los nuevos edificios construidos en España cumple con el estándar de eficiencia energética Passivhaus, el más exigente en límites de consumo energético de los que existen en el mercado. Una construcción Passivhaus es un producto definido claramente, distintivo y consolidado, que aporta numerosos beneficios para el consumidor y para el medio ambiente. Pero es importante alertar de que comienzan a darse con demasiada frecuencia ejemplos que se hacen pasar por tal sin serlo, ni haber cumplido los requisitos y prestaciones del estándar Passivhaus.
Una casa con certificación Passivhaus garantiza el consumo casi nulo de energía para la climatización permitiendo un ahorro energético de hasta el 90% frente al de un edificio convencional; evita defectos o patologías en los edificios que propician la formación de condensaciones o mohos; alcanza excelentes niveles de confort térmico y una altísima calidad del aire interior. Además, disminuye sensiblemente la huella de carbono y otros daños ambientales derivados del derroche de energía y, aunque su coste de construcción puede ser ligeramente superior (entre el 3% y el 8%, en los peores casos) al de un edificio “no pasivo”, el coste global del edificio, al que sumamos el coste energético durante su vida útil, es más económico ya que esta diferencia inicial se amortiza entre los primeros 5 y 10 años de uso, dependiendo del tamaño de la edificación, gracias al elevado ahorro en la factura energética.
Durante los últimos 25 años el instituto Passivhaus se ha encargado de la monitorización exhaustiva de los edificios Passivhaus, lo que ha permitido demostrar y validar la garantía de calidad del estándar. Por otra parte, es importante obtener la certificación Passivhaus otorgada por un certificador independiente y autorizado porque es un mecanismo de garantía de calidad que asegura que tales requisitos se cumplen y solo así estará respaldada y recomendada por el Instituto Passivhaus y por la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP).